Una hormiga es el principio de un nuevo universo

Kenneth Koch

pequeñaslabores

Buenos Aires – 2023
184 p.; 21 x 14 cm.
Traducción, selección y prólogo: Claudia González Caparrós y Aníbal Cristobo
ISBN 978-987-8320-27-4

MENTIRAS

Les dije a los niños que escribieran una mentira en cada verso o que escribieran todo un poema en el que nada fuera verdad. Desde el primer momento, mis alumnos entendieron la palabra “mentira” correctamente: les estaba pidiendo que se inventaran cosas para un poema, no que fueran mentirosos en su vida cotidiana. Mentir impulsa algunas fantasías muy libres. Aunque a menudo empiezan diciendo cosas falsas como si fueran de broma, muy pronto los niños se entusiasman con lo extrañas y bellas que resultan sus invenciones. Titular el poema “Mentiras” es mejor que titularlo “Cosas imaginarias” o “Invenciones”, palabras que tienen un carácter deliberadamente infantil y como de cuento de hadas. Si se emplean, es más probable que los niños acaben escribiendo sobre dragones y casas hechas de caramelo que sobre cosas de su realidad más cercana. “Cosas que no son verdad” es probablemente la siguiente mejor forma de expresarlo. “Imaginate” y “Suponé” son otras posibilidades, aunque no me gustan tanto, porque invocan un cierto tipo de imaginación melancólica. Lo emocionante de inventarse algo es quedarse atrapado en ello y empezar a creérselo. “Imaginate” o “Suponé” ya implican que no puede ser verdad. Las mentiras son un tema extraordinariamente bueno para poemas orales colaborativos. Cuando se sientan en grupo, los niños se emocionan y se inspiran con las mentiras de los demás e intentan superarlas con frases todavía más extrañas y fantasiosas que las que han escuchado hasta el momento.

Juegos con el lenguaje: Kenneth Koch y un nuevo universo poético, prólogo de Claudia González Caparrós y Aníbal Cristobo

En el epílogo de Wishes, Lies, And Dreams, Kenneth Koch afirma: “Una vez que el lenguaje existe, existe también el impulso de jugar con él”. Porque la concebía como un juego y porque se la tomaba con toda la seriedad que merece lo lúdico, Kenneth Koch estaba convencido de que es posible y, sobre todo, deseable, enseñar a escribir y a leer poesía a niñas y niños. Lo demostró sobradamente con las clases que impartió en distintas escuelas de Estados Unidos y de muchos otros países durante los años 70, y compartió su conocimiento en las dos obras que ahora combinamos en este libro; Wishes, Lies, And Dreams y Rose, Where Did You Get That Red? En ellos Koch aborda su experiencia como profesor de poesía en escuelas de primaria y ofrece diferentes ejercicios, técnicas y poemas para despertar el interés por la poesía y empezar a escribirla.

En Wishes, Lies, And Dreams, encontramos un gran número de “tareas”, como él mismo las llamaba, concebidas por Koch para tratar de suscitar en los niños las ganas de escribir: poemas colectivos, poemas sobre deseos y mentiras, poemas sobre ser algo distinto a lo que se es o sobre revelar, a través de la magia de la escritura, nuestra propia naturaleza escondida. Todos estos temas sirvieron para agitar la imaginación de los niños y hacerlos entrar por la puerta del juego, en el recinto infinito del pensamiento poético.

En el curso de esas lecciones, surgió también la pregunta de si sería posible no solo enseñar a los niños a escribir poesía, sino también a leerla y disfrutarla. Este es el propósito del segundo libro, Rose, Where Did You Get That Red?, en el que encontramos una selección de poetas y poemas que Kenneth Koch leyó en sus clases y que sirvieron para estimular en los niños algunos aspectos concretos de la emoción y del lenguaje poético. Koch rechaza de manera explícita la frontera entre la poesía infantil y la poesía adulta, por considerar que la primera no se dirige a sus pequeños lectores con el rigor y la seriedad que ellos ameritan y reclaman. La tarea de Koch, pues, consiste en llevar a las aulas de primaria nombres prestigiosos de la tradición poética (casi siempre occidental y masculina), como William Blake, Arthur Rimbaud, Wallace Stevens, William Carlos Williams o Federico García Lorca. A través de la lectura y el comentario conjunto de algunos poemas de estos “grandes” autores, Koch demuestra que la sensibilidad hacia el lenguaje, la capacidad de mirar con ojos nuevos y, sobre todo, la voluntad de jugar con las imágenes y los significados no solamente sí están al alcance de los niños, sino que constituyen una parte significativa de su mundo.

La postura de Koch dista mucho, por tanto, de la del aburrido profesor de lengua que obliga a memorizar poemas y recursos literarios. Su propósito, por el contrario, es acompañar a los niños en el desarrollo de una forma de lectura crítica, colectiva y, sobre todo, placentera, que permita disfrutar de toda la potencia de sentidos que se despliegan en el lenguaje poético. Por eso es fundamental, nos dice Koch en varios lugares de ambos libros, que el profesorado no actúe como un guardián de los significados: qué significa el poema importa menos que qué nos hace sentir, qué nos evoca, qué representa para cada uno en el momento de su lectura. Koch se permite incluso dudar del sentido de unos versos de El Tigre de Blake y plantear esta duda a sus estudiantes. Cuando les pregunta, los niños dan ideas, responden, ofrecen entre todos interpretaciones posibles para el significado oculto del poema. Porque para escribir poesía con niños es imprescindible desjerarquizar el aula y convertirla en un entorno lúdico donde todas las intervenciones sean acogidas y se tomen en serio. Llamar poetas a los niños, dice Koch en el prólogo a Whishes, Lies, and Dreams incluido en este volumen, no es aquí cuestión de mera diplomacia ni un asunto en broma, sino que responde a la voluntad real de dotarlos de herramientas para animarlos a que ellos mismos se invistan como tales.

La anécdota del poema de Blake resume, en realidad, el espíritu que encarnan los dos libros: leer poesía y, por supuesto, escribirla, es un ejercicio de la imaginación que depende menos del intelecto o del talento que de la emoción y de las ganas. A Koch le importa poco que sus estudiantes sean buenos o malos poetas: basta con que se entusiasmen y disfruten del proceso de escribir y que logren acceder con ello a una forma creativa de concebir el mundo y de concebirse a sí mismos en él. Por eso, Koch rechaza cualquier atisbo de competitividad en su enseñanza y se preocupa por hacer del aula un lugar amable donde todas las intervenciones y propuestas sean igualmente válidas. Para ello, Koch elimina del tablero cualquier interferencia que pueda obstruir la fluidez de la escritura: las normas de ortografía se suspenden o, al menos, se aplazan, de manera que la inmediatez de una buena idea no sucumba ante la preocupación por no saber deletrearla; si existen dificultades de lectoescritura, los poemas se conciben oralmente, se registran y luego se leen de forma conjunta; el impulso de corregir los supuestos errores se aparta, para dejar paso al elogio del ingenio, de lo descabellado o de lo emotivo en cada uno de los autores.

El espacio del aula, tan sobredeterminado por la exigencia del buen comportamiento y por las expectativas de las buenas calificaciones, se transforma con la entrada del profesor Koch en un laboratorio bullicioso donde los niños se interpelan, se preguntan, se traducen y se sugieren mutuamente. La escritura infantil desmiente el ejercicio poético como un acto íntimo y solitario, revelando más bien su carácter comunal, colaborativo y -como señala Koch, maravillado de que los niños sean capaces de escribir en un entorno semejante-, también muy ruidoso. La enseñanza de poesía en la escuela abre un espacio que, por caótico que resulte ante la mirada adulta, sirve tanto para descubrir formas de escritura y de lectura creativas como para explorar modos de autoorganización infantil que dinamitan los modelos de enseñanza más tradicionales y disciplinarios. La entrada de la poesía en el aula supone, por tanto, el principio de un nuevo universo relacional en el que tanto los alumnos como los profesores se inspiran y se dejan afectar por los poemas de los demás, incorporando nuevos recursos y ampliando el abanico de sus posibilidades. Durante los años en que Koch enseñó allí, la Escuela Pública 61 fue un hervidero poético en el que se forjó, en sus palabras, una tradición literaria propia.

El trabajo de Koch en las escuelas produjo un gran impacto en el mundo educativo norteamericano de los años 70. Tanto Wishes, Lies, And Dreams como Rose, Where Did You Get That Red? se convirtieron rápidamente en un éxito de ventas, y profesoras y profesores de todo el país los emplearon como manuales y los pusieron en práctica en sus clases. El entusiasmo de Koch por los poemas de los niños es contagioso (basta con mirar la fotografía al final de este libro), y su manera de relatar sus experiencias como profesor hacen que parezca sencillo repetirlas. Esta es la razón por la que nosotras, imbuidas de la energía, la confianza y el buen humor con que Koch abordaba sus lecciones, nos hemos animado ahora a compilar en este volumen algunas de las tareas poéticas más relevantes de ambos libros, con la esperanza de reproducir en el contexto hispanohablante actual su exitoso experimento. Hemos incluido aquellos ejercicios que nos parecían más cercanos y fáciles de incorporar en nuestro entorno y hemos prescindido, en cambio, de algunas tareas (como por ejemplo los Poemas de Ruido o el trabajo con sonetos de Shakespeare) que a nuestro entender tendrían menos cabida debido a las particularidades de nuestro idioma y de nuestra tradición. Nuestro deseo es que este libro, que también sirve como una aproximación a la personalísima poética de Koch, sea utilizado sobre todo en escuelas y espacios para la infancia como un disparador que permita reactivar o incluso inaugurar la enseñanza de poesía a niñas y niños. A pesar de la enorme vigencia que a nuestro parecer tienen todavía las lecciones de Koch, creemos que este libro es solamente un comienzo a partir del cual desplegar la imaginación para inventar nuevas tareas poéticas o para actualizar las que aquí se proponen. Acusamos, por ejemplo, la ausencia de voces racializadas, LGTBIQA+ o de mujeres en la selección de poetas que hizo Koch en su momento, y creemos que a los autores que él escogió se pueden todavía incorporar muchas otras voces de distintas tradiciones y genealogías. Los poemas de Gloria Fuertes (en su vertiente de poeta “para adultos”), Nicolás Guillén o Marosa Di Giorgio, por ejemplo, podrían dar lugar a numerosos ejercicios e ideas poéticas desde las que poner en práctica recursos o recrear espacios que resulten más próximos al imaginario local.

Queremos dar las gracias al Kenneth Koch Literary Estate, a Karen Koch y a Ron Padgett, cuya generosidad y buena disposición nos han permitido transformar los dos libros en este único volumen adaptado a las necesidades de nuestro contexto. Esperamos haber sabido condensar y transmitir la emoción que la enseñanza de Koch despertaba entre sus estudiantes y que sin duda despertó en nosotras, y contribuir con este pequeño aporte literario a la aparición de un nuevo universo poético (descabellado, emocionante, divertido y bullicioso) en las aulas.

Claudia González Caparrós

Aníbal Cristobo

Barcelona, septiembre de 2022

Kenneth Koch

Kenneth Koch (1925-2002) fue poeta, dramaturgo y uno de los principales exponentes de la Escuela de New York junto a Frank O’Hara, Ron Padgett y John Ashbery. Entre 1953 y 2002 publicó un gran número de libros de poesía, entre los que se destacan: Ko or A Season on Earth (1959), Thank You and Other Poems (1962), The Art of Love (1975), One Train (1994) y New Addresses (2000). En 2017, Z&G publicó una antología de sus principales obras con el título de Un tren oculta otro tren.