Buenos Aires - 20XX
Buenos Aires – 2022
132 p.; 21 x 14 cm.
Traducción: Carla Chinski
ISBN 978-987-8320-26-7
En una palabra, un mundo
Me gustan los sustantivos que suben: punta. Y los que se hunden: lodo. Me gustan los que picotean: chico. Y los que galopan: galope. Los que reconfortan: lino y miel. Sal es una palabra excelente, ya que cumple dulcemente con el sonido que se le asigna en un recipiente pequeño y fino. No como mal, que es decepcionante. En general. Carente de fuerza y furia. Me gusta que solo dos sílabas nombren algo necesario: puente, casa, puerta, carne, cama. Y lo que nos sostiene: tierra, leche, etc. Qué cosa, que dos silabas -nacer, tiempo, lugar, muerte- señalen los misterios mayores con tanta sencillez, como con un dedo silencioso. Y a nuestras partes más vitales: mente, boca, mano, culo. Y a nuestro sentimiento primordial: miedo.
La mente nacida al mar, Los materiales (1962) de George Oppen, prólogo de Kurt Folch (fragmento)
George Oppen no había publicado, y posiblemente había escrito poco y nada, desde su
primer poemario Discrete Series (1934). Esta pausa tiene que ver con el rechazo a su clase social, la asociación al Partido Comunista y su trabajo como coordinador en la Workers Alliance. Junto con Mary, su esposa, en algunas entrevistas expresaron que por esos años la poesía simplemente dejó de ser una prioridad ante la necesidad de acción política. Oppen mismo dirá que rechazó la poesía por veinticinco años. El precio no fue solo adecuarse a otro sistema de prioridades. La fiebre anticomunista que consumió a Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial significó que la pareja y su hija, Linda, se exiliaran en México. En Ciudad de México Oppen se dedicó a la carpintería.
Quizá lo más interesante de esta secuencia de hechos no sea el rechazo a la poesía.
Para no pocos de la generación de Oppen, abandonar el camino del desarrollo personal
por la militancia política fue una opción necesaria. No era inusual en los años treinta. Lo de verdad asombroso es su regreso a la literatura. El retorno está marcado por una
anécdota famosa. A comienzos de 1958, aún en México, conversando con el analista de Mary, le cuenta un sueño en el que se veía junto a su hermana revisando unos documentos de su padre muerto. Encuentran una carpeta titulada “Miscelánea” y en ella una hoja escrita: “Como prevenir la oxidación en el cobre”. Tras escucharlo, el analista le dijo que el sueño expresaba su deseo personal por no oxidarse. Según el testimonio de Mary, tras la conversación, George, compró papel, lápiz y comenzó a escribir Los materiales. Poco después, ya de regreso en Estados Unidos, en 1959, le escribe a su amigo el poeta inglés Charles Tomlinson, contándole que había vuelto a leer Discrete Series sin sentirse del todo avergonzado. Además, le cuenta que está trabajando de forma intensa y constante en su nuevo poemario, con la intensión de “volver a mirar a través de un montón de cosas que he querido decir”. La intensidad de esta concentración estaba aparejada con la presión de la experiencia de todos esos años. No se trata de especulación, Oppen mismo lo expresa en diálogo con Burton Hatlen y Tom Mandel (1980): “25 años para escribir el siguiente poema… no sabíamos lo suficiente de la poesía que se escribía, ni de la poesía que habíamos escrito; y cuando estalló la crisis nos dimos cuenta de que no sabíamos nada del mundo, y entendimos que debíamos averiguarlo, de modo que se trató de una exploración poética, como de un acto de consciencia”. El silencio literario se debe a un sentido de responsabilidad para con una actividad que debía tomarse con total seriedad. Entonces, sostiene Oren Izenberg, deberíamos considerar Los materiales como una solución al problema de la inexperiencia y desconocimiento, como resultado de esa exploración. Un punto de referencia para comprender los efectos de aquella busqueda es apreciar los cambios visibles, considerando la poética a la que adscribía Oppen y su grupo. El objetivismo, en particular el de Oppen y Zukofsky, agregaba al “tratamiento directo del objeto” del imaginismo de Pound y Williams una comprensión marxista-materialista de la historia. Esta combinación privilegia un acercamiento directo a los objetos no desde una esfera exterior, sino que con una mirada que habita entre las cosas. Estas premisas distanciaban al objetivismo, a ojos de Oppen, del sofisticado simbolismo de T. S. Eliot, Wallace Stevens o Auden, así como del populismo conservador o de las lamentaciones burguesas (al decir de Eric Mottram), como las de Robert Lowell.
(…)
C. D. Wright
C. D. Wright (1949–2016) nació en Mountain Home, Arkansas. Publicó más de quince libros de poesía y prosa entre los que se destacan One Big Self, One With Others y Rising, Falling, Hovering. Su obra fue merecedora de múltiples premios y distinciones como el National Book Critics Circle Award, la Beca Guggenheim, el Premio Griffin de Poesía o el Premio MacArthur. El poeta, el león, cine sonoro, El Farolito, un casamiento en St. Roch, el supermercado mayorista, la deformación en el espejo, primavera, medianoches, el fuego & todo lo demás (tal es el título completo de este libro) es su última obra y la primera que se publica en Argentina.
